Lechetreznas: Usos, bromas y leyendas

Lechetreznas silvestres, un amplio grupo de Euphorbias.
Lechetreznas silvestres, un amplio grupo de Euphorbias.

¿UNA POSIBLE ALTERNATIVA TERAPÉUTICA EN DERMATOLOGÍA?
Por Dr. D. Adolfo Garijo Mazarío

En la península Ibérica crecen unas 50 especies de Euphorbias. Todas ellas reciben el nombre de Lechetreznas, o hierbas lecheras, pues su sabia es un látex blanquecino y viscoso que al secar deja un residuo en forma de resina. Contienen ácidos orgánicos, resinas, alcaloides, glucósidos y principios amargos. Debido al alto contenido en Terpenos y a su abundancia, algunas especies, como el Tártago, han sido ampliamente estudiadas para extraer petróleo, concluyendo los estudios en que su utilización para este fin no era económicamente rentable, aunque eso sí, algunos investigadores recomendaban se siguieran las huellas de la tradición oral en cuanto a su uso medicinal, que por su alto contenido en diterpenos se consideraba muy interesante.

USOS POPULARES

En casi todas las comarcas de la Península Ibérica está extendido el uso de Euphorbias para combatir las verrugas. Así lo hacen en comarcas de Burgos, Salamanca, Guadalajara, Vitoria, Albacete y Cataluña. Su uso se remonta a tiempo inmemorial, aunque hay que tener un gran cuidado al recoger el látex, pues es extremadamente irritante sobre todo en las mucosas (ojos y boca). El fumador que intente ejercer su vicio y además recoger látex de Euphorbia, pronto se llevará este látex a los labios junto con el cigarrillo, para sufrir sus efectos irritantes en una zona tan sensible como la lengua y la boca.

Según El Dioscórides la Euphorbia se ha usado en la antigüedad como purgante, aunque por sus efectos «poderosos» sólo se recomendaba a gentes de estómago recio. Y esto poniendo una gota de Euphorbia dentro de un higo, ¡nunca tomándola directamente!, o bien amasándola con harina de yeros para ingerirla a continuación. En Huesca existe la costumbre de cocer las semillas y emplear la infusión como purgante.

En La Mancha se empleaba el látex para fabricar queso ya que tiene la propiedad de cuajar la leche. Para ello se mezclan unas gotas con la leche tibia, se remueve bien y se deja reposar hasta que se forma la cuajada. Los usos más extendidos en la tradición popular han sido los dermatológicos. Así en el Alto Tajo la empleaban los cazadores de jabalíes para «restañar» las heridas de los perros. Se empleaba así mismo para tratar los dolores de muelas introduciendo una gota en la caries de la muela afectada. En la comarca del Monzón, en Huesca, se ha empleado popularmente para tratar los herpes. En casi toda la península se ha empleado para los quistes de las caballerías.

BULOS Y LEYENDAS

Quizá la broma más extendida respecto del látex de la Euphorbia sea su uso como estimulante viril. Hemos encontrado este uso a medio camino entre la broma pesada y los ritos de iniciación sexual de la adolescencia en muchas comarcas peninsulares, de Sur a Norte y de Este a Oeste. Se trata de la creencia transmitida oralmente sobre las supuestas virtudes del látex para estimular el crecimiento del miembro viril masculino poniendo una gota de látex sobre el glande. Y efectivamente lo estimula, pero produciendo un priapismo doloroso que algunas veces ha requerido la intervención del médico cuando no bastaba con el agua fría para calmar la irritación del crecido y doloroso miembro. En Salamanca las mujeres se frotaban también los senos con látex, quizá para hacerlos más firmes momentáneamente. También ha habido agricultores escamados de diversas comarcas que frotaban con látex los frutos más cercanos a las veredas para escarmentar a los paseantes glotones y a los amigos de lo ajeno.

¿UNA POSIBLE ALTERNATIVA TERAPÉUTICA EN PAPILOMAS Y PIE DE ATLETA?.

CUANDO EL RÍO SUENA AGUA LLEVA, reza un antiguo refrán castellano. Cuando la tradición oral habla tanto de una familia de plantas quizá convenga detenerse para investigarlas. De hecho la mayoría de los grandes avances producidos en la moderna farmacopea occidental, han tenido sus antecedentes claros en la tradición popular conservada oralmente durante siglos. Desde la aspirina, al digital, pasando por los anticonceptivos orales, o las guerras promovidas por el monopolio de la quinina, las sustancias de origen vegetal -más que la investigación pura de laboratorio- han determinado avances sustanciales en el tratamiento de enfermedades importantes que causaban dolencias de primer orden.

Mi falta de medios al ejercer la medicina en zonas rurales me llevó a intentar resolver por medio de la Lechetrezna algunas afecciones dérmicas que ya habían sido sometidas a diversos tratamientos médicos sin éxito alguno y que eran devueltas al médico de cabecera, tras cruentas intervenciones, sin haber resuelto el problema y muchas veces agravando la primitiva dolencia. ¿Por qué no probar con el consentimiento del enfermo que ya no tenía otra solución salvo la de resignarse?.

Mi experiencia se refiere a tratamiento de papilomas y pie de atleta. En cualquiera de estas dos afecciones el tratamiento con Euphorbia se ha mostrado incruento y extremadamente efectivo, incluso para personas desechadas por la cirugía por haber crecido de nuevo el papiloma sobre la cicatriz de la anterior operación.

Puedo afirmar que me parece arriesgado e inútil utilizar el látex sobre el glande. Que existen remedios menos agresivos y mejores para «remover el vientre». Que dudo mucho de su efectividad contra las durezas de la piel, salvo que estén producidas por una infección subyacente, en cuyo caso el látex parece actuar estimulando las defensas locales (¿Quizá a los linfocitos por efecto de los diterpenos?) actuando con una limpieza y efectividad que no se encuentra en ningún antiverrugas de los que existen actualmente en el mercado farmacéutico.

Naturalmente no todas las especies de Lechetreznas tienen las mismas propiedaes. Es importante la variedad, el momento de la recogida, grado de humedad y tipo de tierra. Pero de nuevo la tradición oral mantenida a lo largo de los siglos tiene una base sólida sobre la que sustentarse.

Texto elaborado por: Dr. D. Adolfo Garijo Mazarío

BIBLIOGRAFÍA

Font-Quer. El Dioscórides renovado. Labor. Barcelona.

Benedí, C. Y otros. Euphorbiásceas. Flora Ibérica. (1997)

Piñas, F. Hoz del Jucar, Plantas de la ribera

Rivera, D. Y Obón «Guía de las plantas útiles y venenosas de la Península Ibérica y Baleares»

Obon, C. Y Ribera, D «Las plantas medicinales de nuestra región» (Murcia)

Mi agradecimiento especial a María «La Polla», yerbera de Castrillo (Burgos)

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